viernes, 2 de octubre de 2009

La importancia de interactuar Nestor Orlando Calderon

No todos los grises hablan y no todos son parlanchines increíbles. Estos loros desarrollan incluso simpáticas personalidades y deben ser estimulados a pesar del hecho de que no alcancen las expectativas estereotipadas que la gente tiene de un yaco. Algunos sólo aprenderán unas pocas palabras o frases. En algunos casos, simplemente es que ellos no son tan listos como otros loros grises que sí hablan. A menudo sin embargo, no es su nivel de inteligencia sino el hecho de que no han recibido la estimulación y las respuestas necesarias para fomentar su capacidad de habla. Ocasionalmente me encuentro con un saludable y querido yaco maduro que no habla. No estoy siempre segura de que sea cierto, pero me hace recordar a una amiga que hace unos años estaba preocupada porque su hijo de un año tenía algún problema de desarrollo, o estaba mal del oído, porque no hablaba tan bien como su hermana mayor. Lo llevó a varios médicos que no encontraron ningún problema físico. Finalmente, habló con una persona que investigaba las etapas de desarrollo infantil. La razón por la cual su hijo no había desarrollado la capacidad del habla era bastante simple. No le había hecho falta (su locuaz hermana lo hacía en su lugar). Era como si ella leyera su mente e inmediatamente se encargara de todo lo que él necesitaba sin que él mismo se lo pidiese. Esto nos puede dar una pista de por qué razón algunos loros hablan mejor que otros. Los loros grises aprenden a hablar por muchas razones similares a las de los niños (para formar parte de un grupo social, para conseguir atención, para entretenerse y para expresar sus necesidades). Sin interacción, sin estimulación, sin recompensas verbales y tangibles puede que un loro gris inteligente tampoco aprenda a hablar

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